martes, 25 de junio de 2019

Él Caminante


Te hago una pregunta.

¿Eres de las personas qué le gusta la vida nocturna?

Sí tú respuesta es positiva. Tengo una historia para tí, para qué recapacites, pará qué dejes de ser uno de esos tantos noctámbulos qué hay. Particularmente sí sufres de nervios, o temes a ése mundo tan diferente de la realidad.

Tommy,  era un joven en cierta forma Normal, o por lo menos así era. Pero una noche cuándo corría el mes de noviembre, todo cambiaría. Era verano el calor se sentía a toda hora, en cierta manera, era agradable excepto por la humedad, era sofocante estar dentro de una casa.

Gastar él aire acondicionado era buena opción, pero sólo por unos minutos, la gente desea de estar en una calle. Bebiendo algo frió en algún parque, o alguna tienda.
Tommy, era de este tipo de personas, le encantaba, le fascinaba la noche, era dé ésas personas qué le gustaba salir a caminar, jugar algo dé fútbol sí sé podía, fumar uno qué otro cigarrillo, charlar con amigos, hacer cualquier otra cosa.
Él siempre prefería hacerlo de noche, era un comportamiento algo extraño pará muchos, pero para otros era muy normal, sobretodo por su edad, ya qué tenía 19 años.

Esa noche, sintío la necesidad de salir a caminar, tomar agua, Simplemente eso, era una extraña sensación. Así qué, así lo hizo, tomó una botella de agua qué tenía su refrigerador, salió con pantalones cortos, una camiseta, y sus zapatillas, dieron las 3:00 de la mañana en su reloj.

Una hora en la cuál nadie está en la calle, tan solo unas cuantas, personas las qué decidieron salir a una fiesta, y uno qué otro reciclador.
Tommy caminaba sin detenerse, sólo seguía por calles pequeñas, fue así hasta qué llegó a un pequeño parque.

Aquél lugar se veía lúgubre, algo tétrico. Esto se debía a que las luces estaban casi apagadas, unas bombillas destruídas, otras en dónde él pasó de los años se notaba al instante. Sus columpios y resbaladillas, se veían hermosas para los niños de día, pero espeluznantes de noche, pero a Tommy no le importo eso, solo quería seguir su camino. Agotar sus energías, para ir a dormir un poco. Decidió recostarse en el pasto, pensar por un momento.
Mientras él contemplaba él cielo sin luna, escuchando los ruidos de una capital madrugada, un sonido lo aturdió.

Era cómo un líquido viscoso, algo cómo la corriente del agua pero está agua era espesa, lo más extraño fué, que así cómo apareció, así se fue.Tommy extrañado pensó qué su imaginación le había hecho una mala pasada.
Tras unos minutos de estar en ése lugar,  Tommy decide levantarse. En ese instante, logra observar una extraña sombra, una figura misteriosa, la cuál se situaba a lo lejos. Pero qué empezaban a acercarse.

¿Quién eres?
Pregunta Tommy, pero esta figura extraña de color negro, sin rostro visible no responde. Sólo camina hacia donde está él. En medio de angustia y desespero se levanta y camina, de una manera rápida pero siempre alerta, Pese al miedo, sentía curiosidad. Quería saber qué era ésa cosa. Él se alejaba poco a poco, más ésa extraña figura lo seguía, no dejaba de caminar, cada vez se acercaba más y más.
Tommy, con un gritó casi apagado debido al miedo que invadía su mente pide a esté ente qué lo dejé en paz, más él silenció era total. La inexistencia de personas hacia de esté entorno él lugar perfecto para dejarse llevar del pánico.

Al no tener más opción, Tommy termina corriendo para salvarse. Corre una, dos, tres, cuatro cuadras, hasta perderlo de vista, exhausto, decide detenerse al doblar la esquina. Con el calor sofocante y la humedad sintió qué no podría avanzar más, afortunadamente era de noche, de día no hubiera podido correr tanto. Al mirar cómo cuál ladrón al salvarse dé la policía. no habia nadie.

Así qué se va a casa, un susto de esta magnitud no era para seguir caminando en las noches. Mientras caminaba, más rápido de lo usual, escucha aquél sonido. Él sonido del agua viscosa.

Asustado, mira a su espalda. La nada reina en las calles. Los nervios estaban en su más alto nivel, cada vez hacía más calor. Tommy sé apoya en un muro, aquél ruido se hacía más fuerte.

Apoyado en el muro, Tommy mirá a su derecha. Él horror se refleja en sus ojos al ver cómo la figura misteriosa aparece, Tommy grita con desesperación.
Pero nadie atiende su llamado, nadie lo escucha. Desesperado corre nuevamente,  mirar para atrás sin detenerse. Aquella figura solo camina, o éso creía Tommy. Jamás hace otro tipo de movimiento, Tommy baja la mirada ahora con más horror, se da cuenta que está figura no camina. Simplemente se mueve dejando una marca negra en el asfalto. Sus músculos se agotan, no puede continuar, se detiene, intenta tomar un poco de aire. Está cerca de su casa, observa todos los lados posibles, para no llevarse una sorpresa.
Tenía bastante con está escena de horror.
Él sonido aparece de nuevo, Tommy mira todo una vez más. Está demasiado cerca a su casa, cree que una vez adentro nada le podrá pasar.

Tal vez hubiera sido así, pero Tommy olvido algo importante, con la oscuridad nadie juega, una vez que te encierra y te envuelve no tienes forma de salir.

Al final cómo puede llega a su casa, está a unos escasos pasos. Tommy creé que está a salvó. Creyó perderlo cuándo cruzó la calle, arriesgando su vida cuándo un automóvil cruzó a toda prisa. Tenía la llave lista, sólo debía girarla y estaría lejos de ésa extraña cosa. Pero algo lo deja perplejo. Él sonido viscoso, está figura estaba justo detrás de él. Tommy no tuvo tiempo de gritar o correr, aquella entidad cubrió sus ojos, su boca. Todo su ser. No sabemos qué pasó en ése momento, lo único qué sabemos por ahora es qué repite una y otra vez

"Muerte, Sangre, Oscuridad"

Día y noche, lo repite una y otra vez. Cuando le preguntas que fué lo qué vió, aquella noche de noviembre él sólo sé limita a responder "Él Caminante"

viernes, 14 de junio de 2019

Mí amigó él demonio

Todos piensan, qué él diablo, Satanás, lucifer, cómo lo quieras llamar, es malo. Puede que tengan razón.
Pero, pará mí no lo es, para mí, él solamente es un ser incomprendido.

Ésto lo sé porqué...
Una noche, una de esas noches de fiesta, en la cual uno cómete muchas locuras. Llena de licor de drogas y pervensión. Mis amigos y yo decidimos pasar al siguientes nível. Invocar a un demonio, hicimos vários juegos, ninguno funcionó, ninguno fué suficiente. Decepcionados, decidimos buscar algo más, aquél instrumento espectral qué a muchos genera miedo y respetó. La ouija, aquél tablero negro de letras y números plateados. Con la silueta de un cráneo de fondo.

Las velas adornaron la sala, el oráculo del mismo color del tablero en posición. Él miedo sobresaliendo en los rostros de todos, el juego empezó.
Lo intentamos, hicimos todo lo qué vimos. Nada, absolutamente nada pasó.
Casi sin licor, con la decepción de no ver a ningún demonio. Mis amigos se fueron, uno a uno abandonaron la casa.
Me dirigí al baño, toda esa cerveza había hecho su mágico efecto.
Al terminar, pude observar algo. Un hombre, un hombre vestido de negro, era un traje. Camisa blanca corbata, pantalón y gabardina.

Rápidamente talle mis ojos, pensé qué era sólo una ilusión. Más una voz, la voz de aquella figura, me regresó a la realidad. En verdad estaba pasando.

"Me tomé la libertad de servirme un tragó" "espero no te moleste" por poco y me hago encima, mí mente aún no podía digerir aquella escena.
"Es increíble que crean, qué pueden llamarme con esté juguetito"

Señaló él tablero.

"Sí me necesitan, sólo deben llamarme"
Ésa voz, de tono bajó pero a la vez penetrante, una voz que inspira terror cómo a la vez genera tranquilidad. En ese instante sólo pude pensar. Ésa era la razón del porque Dios había creado a tal ángel, era hermoso.
¿Qué deseas?
Mí mente divagaba, estaba pálido. No podía pensar claramente, por más miedo que tuviese, el licor seguía en mis venas.

Mí mente sólo lanzó tres palabrasqué todo hombre quiere. Dinero, fama, mujeres.

Aquél hombre de negro se levantó y dijo "hecho"
Así cómo llegó, sé fué. No sin antes cumplir su palabra, él dinero llegó a través de un billete de lotería qué encontré en la calle. La fama saltó debido a mí golpe de suerte, y las mujeres. Bueno, creo qué no es necesario decirlo.

Los años pasaron, mí mente daba vueltas a lo ocurrido. Jamás me había preguntado ésto, pero ése impulsó llegó tal cuál como ése hombre aquella noche. "No me pidió nada a cambio"
¿Qué pasará ahora? ¿Pedirá mí alma? ¿Me tortura toda la eternidad?
No podría soportarlo, debía hablar con él.
Así como llegó ésa noche, está noche volverá. Y como sí mis palabras fuesen una profecía, en medió de la noche mientras bebía un martini secó. Aquél hombre regresó.

Con él miedo a flor de piel. Mí rostro pálido y mis manos temblorosas pregunté ¿Qué deseás de mí? ¿Qué quieres a cambio por lo que me diste? Mi voz estaba llena de miedo, me resultaba demasiado difícil pronunciar palabra alguna.
Aquél hombre, me miró fijamente, sus ojos eran azules y su forma de verme resultaba intimidante.
Sonrió y dijo.
" Sólo quiero ser tu amigo" "sólo eso"
"No soy malo, más todos piensan qué lo soy. Sólo quiero sentarme al lado de alguien, beber unos tragos y decir. Esté es mí amigo"

Es por esto te digo, es un ser incomprendido, él es mi amigo.
Él demonio.