Algo que me acaba de suceder, no fue de mucha importancia pero si
marco mi alma y mi piel, algo que no muchos esperan, como tampoco desean, una enfermedad
intestinal, el cual solo se puede quitar mediante cirugía, pero esta no es la
historia que diré ahora, solo me reflejare en la crueldad humanitaria en la
crueldad familiar...
En esos pequeños detalles humanísticos que
solo muy pocos sobre este mundo harían o compartirían en tener algún tipo de razón...
Eran las 10:30 de la noche del 14 de junio
del presente año, me encontré algo enfermo, y decidí ir al hospital para
ponerle punto final a aquella molesta situación, tuve que dormir en el
hospital en un lugar llamado "Guardia" que para mi seria la sala de emergencia,
era una noche tranquila pese a la gran cantidad de enfermos que estaban en este
lugar. Las doctoras del lugar iban y venían, me tocaban mi estomago una y otra
vez, todas concluyeron en lo mismo, no me dijeron nada para evitarme el miedo
que representa eso, o que simplemente querían estar seguras cuando llegara la
jefe de guardia, pasaron las horas, y una de estas doctoras, me pidió un favor
de ir a un sitio de este mismo lugar, la sala de radiología y debía tomarme
unas placas de radiología para ver a profundidad que podría ser el origen de
mis males.
Allí conocí a un joven hombre, no creo que
fuera mayor de 35 años, el venia con los mismos síntomas que yo, con la única
diferencia es que el casi no podía caminar, el dolor era extremo,
caminaba casi doblado para calmar algo el dolor, no le pregunte su nombre mucho
menos el pregunto el mío, solo preguntábamos y repetíamos nuestros síntomas
especulando diferentes tipos de enfermedades, lógicamente él tenía miedo, ya
que el necesitaba trabajar, ya que en su casa él era el único que podía. Este
hombre era mecánico y al parecer tuvo un desgarre en el abdomen por
levantar algo muy pesado, nada de que preocuparse, solo un poco de reposo, analgésicos
y relajantes musculares seria suficientes. Tomamos nuestras placas y cada quien
tomo su camino, no supe más de aquel hombre.
Tras seguir la noche eran ya las 2:30 am
la jefe de guardia tras ver mi placa me dice con voz dulce como si fuera un
niño pequeño que debía quedarme para hacer mas observaciones, tomaron mi
sangre, las horas seguían y seguían, el sueño de dominaba, así que decidí
dormir esa noche, y pese al frio tome mi chaqueta y me cubrí.
A la mañana siguiente, mis amigos ya sabían
que estaba en este lugar igual que toda mi familia, los nervios los tomaban a
todos ya que no sabían lo que tenia, solo esas minuciosas especulaciones, la
verdad salió a la luz tenía el apéndice inflamado, debía ser intervenido quirúrgicamente,
la verdad a mi no me importo, al final he estado al borde de la muerte, este no
es nada, di aviso a mis amigos de lo que pasaba, una de mis amigas llego, en
ese instante una señora de tal vez 60 o 65 años entro en la misma habitación mía,
lógicamente tenia diferente camilla, lloraba de una manera inexplicable, nos
vio y como mi amiga es bastante cariñosa, me tocaba el pelo consintiéndome un
poco así alejarme de la realidad, ella pregunto que si éramos esposos, ambos reímos,
y negamos serlo, mi amiga se fue tras un buen rato de estar conmigo, lo mismo sucedió
con un amigo, veía como lloraba esta señora, sin saber el por qué, tal vez su
dolor era fuerte y eso la hacía llorar, los médicos de la mañana, la psicóloga
la examinaron, su estomago o por lo menos su piel era una bolsa llena de
materia, era una bola de carne putrefacta debido a una mala cirugía correctiva,
le habían puesto una malla, no se para que seria, pero toda se disolvió por la
misma materia que tenia, tras unas horas, la señora me miraba y como toda conversación
surge de la nada, me explica lo que tenia y el por qué lloraba...
Ella tuvo una enfermedad de intestino, una
bacteria que dañaba su interior, pero sus males empezaron por una depresión
demasiado fuerte, su madre había muerto hace ya 5 meses, el siguiente en irse
fue su esposo tan solo un mes después de morir su madre, el dolor fue más de lo
que podía soportar, la depresión la llevo a tener grandes desordenes
alimenticios, lo que produjo dicha bacteria, pero lo más terrible de este hecho
era que ella estaba sola, no por que quisiera, si no por obligación, su hijo es
esclavo del trabajo, y viven demasiado lejos, la atención hospitalaria es peor
en su lugar de vivienda que aquí en la capital, y su hija, un día se caso, se
fue y jamás volvió a saber de ella, tan solo supo por lenguas de gente confiable,
el actual esposo de su hija le prohibió todo contacto con ella. "Algo
bastante cruel, pero a la vez egoísta" ¿Que hijo o hija no quiere ver a su
madre y más si está enferma?
Bueno este hecho destrozo mi alma, era algo
difícil de creer, y tal cual como inicio la charla, así termino...
Los cirujanos hablaron con ella, la
observaron, y decidieron intervenirla, pero otro día ya que ese día tenían
cuatro cirugías incluyendo la mía, así no supe más de esta señora...
Tras unas pocas horas más, el cirujano
llega a mi habitación, me trae la ropa para ir a la sala de operaciones,
la hora había llegado, me cambie y me traslade a este lugar, me acosté,
mientras preparaban todo, me drogaron, las luces y todo se veían diferentes,
todo daba vueltas, mis pupilas estaban dilatadas, ponen la máscara, respiro
profundo, el sueño llega...
En ese sueño me pude ver a mí, en un lugar
hermoso, con un mar inmenso, el sol un poco opaco, y la brisa salina
acariciando mi piel, no era una playa, era un puerto, lo recuerdo bien.
Pero lo curioso de este sueño fue ver a mi
amiga conmigo, diciendo lo aburrida que estaba sin alguien a su lado, aquella
paz se rompe con una pregunta, ella me dijo que tuviéramos una relación, mis
ojos se desorbitaron por un instante, pero mucho antes de tan siquiera hablar
me desperté, ella estaba al lado era algo bastante curioso ¿Por que con ella?
¿Por que ese día? ¿Por que no antes?
En fin no preste atención, ella me vio sonrió
y luego se fue, las visitas habían terminado...
Esa noche me quede durmiendo por el mismo
efecto de la anestesia, a la mañana siguiente fui trasladado a un cuarto, lo
curioso de este lugar es que habían una o dos personas por habitación, al
parecer era de quienes estaban estables, a mi frente tenia a un hombre sin una
pierna, se veía algo extraño, desorientado, incluso podría decir con tan solo
verlo que estaba loco, tras ver su comportamiento, mientras caminaba, comía y pedía
auxilio a las enfermeras deduje que si estaba loco, una enfermera llego,
mientras él estaba dormido, le pregunte que pasaba con él, la enfermera se sentó
a mi lado y casi susurrando me conto su historia.
Este hombre llevaba tres meses en este
lugar, era un drogadicto, además de estar loco, el tomo algo que quemo sus
intestinos desde adentro un tipo de aerosol, que lo quemo por dentro, fue
intervenido, estuvo en el borde de la muerte, le sacaron el estomago, sacaron
todo que tuviera este químico, y lo trajeron de nuevo al mundo, pero sus
locuras no paraban hay, el tipo hacia cosas que nadie esperaba, se masturbaba y
se limpiaba con la pared blanca que tenia al lado, al dormir roncaba y hablaba
solo, pero lo peor es que si no se sentía cómodo, al dormir arrancaba sus
agujas de suero, dejaba que sangrara su nado, que el suero y parte de su sangre
callera al suelo, esto era algo único e increíble, difícil de creer, y yo
lo observaba noche y día, esperando que sus locuras no me tocaran.
cuando pude comer, me trajeron un puré de zapallo,
una sopa sin sal, una gelatina una fruta, y unas galletas de agua, aquel hombre
al ver que solo tenía la sopa se levanta de forma frenética tira los sueros analgésicos
y antibióticos que tenia, gritando al cocinero pregunta por el resto de sus
cosas, se queda un rato en la puerta observando donde estaba aquel cocinero,
pero tras ver nuevamente encontró su preciada comida, se tranquilizo, y
saltando en un pie levanto todo, comió tranquilo ese día, así pasaron dos
días, mientras yo me retorcía de dolor y los analgésicos me ponían a dormir, al
tercer día, y al ver que mi recuperación es mas rápida que la de los demás,
deciden dejarme ir, mi amiga a quien vi en mi sueño llego, rápidamente tomo mis
cosas y nos fuimos a casa, no volví a ver a ese hombre...
¿Pero que me motivo a escribir estas
cuatro historias junto con la mía?
Fácil que las más grandes historias no son
las que uno se puede imaginar, las que tomen tiempo, las que tengan grandes
cosas...
No, las mejores historias son las que
vives a diario, las que puedes contar, las que no tienen límites, son aquellas
historias que quedan en tu mente, y en este caso en mi piel...
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