miércoles, 16 de abril de 2014

Alexander

XII

Aquella habitación que era grande pero se sentía tan pequeña como si se tratase de una simple caja, Alexander pensaba en aquel camino lleno de dolor que tuvo que recorrer al dejar a un lado todo aquel sentimiento por Lizeth y por Sophia, simplemente no podria creer que existiera tanta maldad, pensaba y murmuraba a las sombras "Acaso no es suficiente castigo" ¿Dios no es mucho castigo para esta alma?
Pero Dios no escucha y jamas lo hará, por lo menos así lo creía el.
Lo único que supo hacer este hombre era dejar que la vida continuara dando aquellos obstáculos los cuales debemos pasar sin importar que pasaría...
Las bellas palabras de Adriana eran mas que música para sus oídos, el escuchar su pasado, su presente y lo que esperaba a futuro le hacían demostrar a Alexander que ella era una mujer realmente fuerte.
Su madre había muerto cuando era pequeña,  vivió parte de su vida en un orfanato, pasando desastres y lo peor sola. Para así llegar a una casa donde sus padres estrictos querían obligarla a cosas que ella no deseaba, lo peor es que las que ella deseaba sus padres la sacaban por miles de pretextos...
Alexander tras ver esta vida llena de dolor le hizo recordar su propio ser era como verse en una ventana, no por ser huérfano, o tener padres déspotas, no era por ver que la vida le había dado tantos golpes como a el. Tal vez por eso decidió jurar al igual que ella, estar a su lado por el resto de la vida.

Pero "cruel es el destino con los jóvenes poetas" dice una frase, la verdad cruel es que aquella relación seria mas que el detonante para hacer que este hombre llamado Alexander descubriera el poder, creando un ser tan despiadado, cruel y sanguinario que en la mente mas retorcida no podria entrar una persona  así...
Los meses pasaron, Adriana empezaba a comportarse de manera extraña, Alexander sabia que algo pasaba...
La voz de demonio surge derrepente en su mente...
"Recuerdas que te lo dije" decía la voz en su mente "Después de todo lo que hiciste, la llevaste a tu casa, le diste ropa, le diste comida, le diste apoyo, la defendiste frente a sus padres" Todos aquellos actos buenos que había hecho este hombre ella no los había visto.
La voz del vampiro se alza como la voz de mando
"Lo vez, le diste su pasión, le diste tu amor, Dios santo le diste tu sexo de mil maneras distintas. Le diste tu sangre" Aquellas dos voces acusadoras como un par de jueces que culpan a una persona por un crimen eran cada vez mas y mas grandes. Esto era algo que a el no le cabía en su mente, Alexander intento pedir una explicación. Ella no lo hacia, los problemas no tardaron en presentarse, cada fin de semana era la tortura de su alma, tenia que ver a esa hermosa mujer quien había jurado estar  a su lado por toda la eternidad peor en cambio veía a una mujer que estaba allí era mas por devoción o interés que por amor verdadero, Aquellas noches se hacían eternas en un mar de pensamientos. Los demonios atacaban su mente pensando que pronto seria el fin, pero no paso si no casi tres meses despues...
Aquella noche de marzo en una fiesta familiar, Adriana y Alexander estando juntos frete a su familia sabia que algo iba a pasar su mente o mas bien sus dos amigos se lo hicieron saber. Cuando la mala noticia llego, aquella noticia de que las cosas no eran lo mismo y que en definitiva pronto todo terminaría, con una zarpa de la misma maldad, la mano de Alexander controlada por su voz interna toma del cuello a su mujer amada, pero sin motivo alguno y aparente. ¿Era así de fuerte esa notifica para el?

Aunque no fuese la primera vez que aquel demonio aparecía, si era la primera vez que atacaba a alguien, Alexander cuando tomo control sobre el Adriana había visto el terror y el odio en sus ojos.

Del Diario De Adriana:

"Sus ojos, los recuerdo bien, recuerdo que dije que esa relación no iba para ningún lado, no se por que se lo dije, pero así fue, lo único que pude ver despues de eso fue aquella mano trasmutada en una garra negra de uñas largas, estaba caliente pese a que hacia frió en esa noche, el miedo me invadió no sabia que hacer que decir o como actuar, esa noche puedo decir con libertad que empece a temer a ese hombre ¿Que tenia en su interior, no lo se, pero se que si esta dentro de el, no quiero estar mas un segundo a su lado, Aquel pensamiento me cruzaba en ese instante ahora que lo pienso mejor si no hubiese sido tan materialista y hubiese apreciado lo que el hacia por mi de seguro nada hubiera pasado"

Alexander arrepentido de lo que paso dejo de usar sus poderes, dejo atrás todos aquellos pensamientos de maldad e ira, quería amar a esa mujer por toda la eternidad y esa era una palabra que el daría , pero el final estaba ya dictado, la vela del amor estaba apunto de morir...
Pasaron los meses, Adriana dejaba de ir  a casa de Alexander igual el, su frialdad no se hizo esperar, su lejanía menos...Alexander intentaba ir mas cerca de su ser, mas esto fue imposible...
Una noche ella decide confesar todo entre gritos sofocados y llanto de miedo...
Ella tenia otro amor, un amor desconocido...
alexander en medio de su dolor suplica por poder remediar lo que paso, la voz de Adriana dice una y otra vez que ya es tarde y no se puede hacer nada. Aquellas palabras no solo fueron el detonante si no el inicio de volver a dejarse caer en las llamas del pasado. Aquellas palabras que retumbaban en su mente una y otra vez "Con el me siento mejor, con el puedo hacer las cosas que contigo no"
Recordó la voz de Lizeth y la voz de Sophia recordando sus razones para dejarlo, así fue aquella voz en su mente, pese a que no se veían pero podía verla, Las voces de nuevo
"Te lo dije, ella te mato esta vez" las risas en sus voces dejaban a un lado la razón, por fin alexander conocía la demencia, conocía las voces de los muertos, la de los inocente, la del pecado, la de los demonios...

Adriana se fue de su vida no sin antes dejar a un lado su marca en cada rincón de la mente de alexander...
Alexander empezaría a fraguar su plan maléfico aquel plan que daría fin a todo ese sufrimiento y daría el placer infinito de su vida...
Solo pasaron dos días pero alexander ya estaba perdido entre las sombras, su razón aun seguía latiendo por ella, esa mujer era la única que había podido amar de esa forma y no había nadie quien pudiese reemplazarla, por que entre todo sabia que era en parte su culpa y en parte de ella por ser superficial. sus ojos marcaban las lagrimas de sangre que de su corazón brotaban.
Mas eso no fue un impedimento, sus poderes aumentaban con la ira y el dolor eso el lo sabia ahora tenia muchos recuerdos de dolor e ira como para desatar todo su potencial. su mente se adaptaba rápidamente, cada vez que sentía deprimido podía hacer que las cosas cambiaran tanto como de sitio físico como de tiempo. cuando la ira estaba dominado su ser podía infundir miedo a las personas y hacer que su cuerpo obtuviera diferentes reacciones como caminar mas rápido tener mas fuerza incluso poder infundir miedo a los demás. Tan solo en dos días pudo dominar aquellos poderes, ahora podía hacer mas que esperar a recordar su ira o tristeza.
Ahora podria hacer lo que siempre quiso, su venganza, pero el sabia que no seria fácil, que debía tener una coartada perfecta, no podía equivocarse y para ello tendría que alcanzar ciertas cosas primero...


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