miércoles, 3 de julio de 2019

En mí hora más oscura

-Que tarde más fría y solitaria-

decía una joven camarera de la panadería

 " El Edén" 

Aquella voz era suave, algo r confortante, era por eso que la visitaba casi a diario. Aquella voz me alejaba de mis problemas, de los demonios que consumían mi alma día trás día.


Entraba por cuatro razones en realidad, una los cigarrillos, claro. Cuándo éstos se me terminaban, por el tinto, aunque casi siempre amargo era barato.

Debo aclarar, no soy un hombre adinerado, tampoco pobre. Solo soy alguien que ve pasar la vida sin ningún afán, que le resta de cero a nada, nada ese "significado" de la "vida" 

Acumular bienes, acumular dinero, me parece una idea tan absurda y ridícula como la idea de los "ateos" cuando dicen que los demonios o ángeles no existen.


Por último, por un famoso lema que existe entre los abogados chupa sangre. 

"Los mejores negocios se cuadran en la panadería"

Algo así es lo que me hacé venir día a día. No, no soy uno de esos tinterillos chupa sangre, mi ofició es algo más religioso, algo más oscuro y siniestro. Me dedicó a ser exorcista...

Si leíste bien, soy un exorcista y no como los del Vaticano con sotanas y las biblias bajó el brazo, leyendo un par de salmos gritando

 " in nomine patris et filii et spiritus sancti "

Preguntando nombres de demonios y su propósito con ese cuerpo.

Cómo tampoco soy una versión pirata de John Constantine a toda hora fumando y hablando con ángeles. Todo eso me produce cierta gracia,

No hay comentarios:

Publicar un comentario