jueves, 15 de agosto de 2019

#JuvesDeMicrocuentos

Cada mañana Andrés, un fisicoculturista en ascenso tomaba un desayuno poco usual. Una mezcla de anabólicos, esteroides y una buena dosis mensual de Nebido.
Hacía ejercicio más haya de lo debido, para luego tomar un baño refrescante en su bañera.

Un día en particular, se acercaba una competencia, el era el favorito a ganar.
Robert su representante, era quien cuidaba de Andrés, lo que menos quería era que muriera por culpa de sus cocteles diarios de testosterona.
Más ése día había algo diferente en el aire. Trás hacer sus ejercicios diarios, Andrés se dirige a su bañera. Rejala su cuerpo, decide dormir un poco.
Los minutos pasaron, debía estar listo para ir al gimnasio. Su celular suena, Robert está molesto, Andrés se levanta a toda prisa. El jabón que cubría su cuerpo cumple su función haciéndo que se resbalará. El golpe que sonó en seco alertó a Robert, grito y escuchó para ver qué había pasado. El silencio tomó protagonismo, el miedo el papel principal. Robert corrió a la casa de Andrés, al entrar al baño vió que Andrés. No estaba muerto, pero el golpe había causado una lesión la cuál dejó a Andrés cuadraplejico.

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