sábado, 18 de mayo de 2013

Hospital El Torax


Este lugar conserva un ambiente lúgubre frio y hostil, un lugar tenebroso tomado ahora como centro audiovisual, filmación de películas famosas, pero su historia es una triste realidad de las personas que sufrieron terribles agonías  a causa de su enfermedad, muchos con tuberculosis, otros con cáncer de pulmones y otros fibrosis...
Sus historias fueron tan trágicas que muchas fueron olvidadas, pero este no es el caso.

Cristina fue una de las tantas mujeres que escucharon tales lamentos, sus escritos plasmados en pergaminos carcomidos por el tiempo son solo vestigio de lo que pudo vivir en aquellos días, en que los adelantos tecnológicos y medicinales no podían hacer mucho por una vida.
En los relatos de Cristina quien era una joven enfermera de aquel entonces narro una historia de una persona llamada Daiana, una joven con cáncer de pulmón, y no porque fumara, si no porque su trabajo involucraba hacer fuego con carbón, aquel humo acumulándose durante varios años había destrozado un pulmón, estaba totalmente carbonizado, el otro estaba en un estado casi imposible de salvar.

Cristina hablaba con ella a diario, le decía palabras dulces, para tranquilizar su alma, mas cada intento por hacerlo no obtenía ningún resultado, tal vez fue porque sabía que su final estaba cerca, y mientras pensaba sentada en como reanimarla, Daiana pensaba en cómo acabar con su sufrimiento, pese a que caminaba como una persona normal, sin necesidad de tener un respirador artificial, sus movimientos eran limitados así no gastaba energía y evitaba tal asfixia, recuerdo que la llevaron a este lugar ya que el aire fresco de este lugar le caería bien ya que estamos apartados de los tóxicos nocivos de la ciudad, mas esto era algo que ni el aire fresco podría curar. 
Caminaba a diario con ella, nos contábamos historias de nuestras vidas, las cuales eran totalmente distintas, ella era de familia humilde y trabajadora, yo de familia adinerada pero siempre dispuesta a ayudar al prójimo, le contaba la vida de universidad, los estudios, las fiestas, mientras ella me contaba de sus trabajos, de la gente que conocía a diario, también me decía el cómo se enfermo.

Recuerdo sus ojos llenarse de lagrimas al saber que no tendría una cura, me decía de forma dulce y sutil que cuando llegara su hora que estuviera a su lado. Ya que ella había sido muy buena, que jamás pensó encontrar a una persona como yo entre tantos enfermos, rostros deprimidos, y almas vacías...
El pasar de los días no se hacían esperar, Daiana sufría mas y mas, un día como cualquier otro hubo cambio de turnos, recuerdo que estaba todo el día con ella, mas ahora debía estarlo de noche cuando todos duermen, es el horario mas tétrico que hay pues no sabes en qué momento alguien deja este mundo, tan solo cuando observas y miras que esta persona al fin descansa en paz.
Una noche subí al cuarto de Daiana  para saber cómo estaba, le lleve unas rosas y unos caramelos, así por lo menos haría de su vida un poco menos miserable. En ese instante una persona que sufría de Fibrosis tuvo un ataque, no sabíamos de que tipo, rápidamente corrimos deje las flores y los caramelos caer al suelo por la impresión, en esos instantes, no podría decir lo que paso, pero puedo suponer que Daiana salió de su habitación aprovechando la conmoción, subió a la novena planta lo más alto de este mórbido y frio lugar, y con lagrimas en sus ojos decidió lanzarse al vacio para decir adiós a este cruel mundo...

Cuando todo paso, la noche recupero su calma todos dormían después de lo que había pasado me dirigí a su habitación al entrar note que no estaba, supuse que estaba en el baño, al sentarme en su cama había una nota, aquella nota la recuerdo bien ya que sus palabras fueron como una cuchilla cortando mis venas...

"Me voy de esta vida, que no ha sido un regalo, si no una tortura, tras ver que somos fichas de ajedrez cayendo tras una lucha diaria, como peones morimos, para darle todo a nuestro rey pero ¿Como nos paga nuestro rey? Con enfermedad, sed y hambruna" 
"Me voy no por miedo, si no porque se mi realidad de enfrentarme a la muerte, prefiero que sea ahora que tras una larga cadena de torturas interminables."


Tras leer esto, mi corazón dio golpes de angustia, una persona que era mi amiga, estaba a punto de cometer una locura como un suicidio, corrí por todo el hospital, sin poder verla, la planta alta, media y baja sin resultado, no pude hacer más que esperar, llorar, mientras sentía tal desesperación, mis compañeros de trabajo tras horas de búsqueda interminables no pudieron encontrar en ningún sitio.
A la mañana siguiente ella fue encontrada, pero no como yo esperaba, Daiana, una mujer de 35 años, tras tener cáncer de pulmón en estado avanzado o crónico, se suicidio tras lanzarse de la planta alta de este hospital...

Yo me fui del hospital ya que no podría soportar que una vida se pierda mientras estoy sin poder hacer nada...



Esas fueron las últimas palabras escritas de Cristina, después de este acontecimiento el hospital duro activo durante Diez años, tras años después se convirtió en un hospital normal, hasta el final de sus días en 1997, su clausurasion no se debió a que estaba viejo o que estuviera en malas condiciones, si no porque aquel lugar era tan mórbido, frio y deprimente que las personas se suicidaban a diario...





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