miércoles, 26 de marzo de 2014

Alexander

IX

Tras un año y seis meses de relación, Alexander recuerda aquel día en que conoció a quien le rompió el alama por segunda vez, pero mas allá de eso recuerda todo lo que paso en aquella relación.
Cada recuerdo era un puñado de agujas que se clavaban en su pecho como los clavos de Jesús en cada mano y pie, al recordar y verse al espejo con una cara de odio fusionada con una tristeza mas allá de su mismo entendimiento, un rostro de odio y desprecio no solo por ella si no por si mismo, por creer en su palabra, por creer que las cosas serian diferentes...
Cada recuerdo de ese tiempo se manifiesta como un espejismo, el pasar tiempo con sus padres, el pasar tiempo con sus amigos de estudios, pasar tiempo con sus suegros...
Cada pelea, cada gesto de amabilidad...
En especial puede recordar el gesto que solo unos cuantos caballeros poseían.

Era una tarde del mes de mayo, estaban a unos días de cumplir 6 meses de relación, Sophia deseaba entrar a trabajar  en el área de recreación y deportes de su cuidad, mas el examen era fuerte y riguroso, por mas que ella estudio e intento pasar su examen le resulto imposible. Había perdido esa oportunidad de tener un buen trabajo y en lo que le gustaba, pero la culpa fue para quien no debía serlo...
alexander destrozado le escribe mas de docientos mensajes de religión, los cuales citaban muchos versos bíblicos en base  a la lucha y de no dejarse rendir bajo ningún motivo, aparte de estar casi hasta las tres de la mañana haciendo el trabajo que ella misma debía hacer y entender.
"Hay circunstancias de la vida las cuales no nos convienen" tal vez esa era una de esas circunstancias...
Aquel dolor duro tres semanas, Alexander seguía en su estado mental catatónico en donde podía ver la luz del día mas este era opaco, nada era brillante, todo era cruel a su paso, la delgada linea entre la cordura y la demencia se estaba quebrando y el lo sabia, pero eso era lo que precisamente deseaba, que eso pasara.

Tras esto Sophia lo llama, ella había entendido que aquella circunstancia no era culpa de Alexander si no enteramente de ella. Aquellas palabras fueron como el agua para un sediento que esta atrapado en la mitad de un desierto árido y hostil...
Alexander vuelve a su realidad de nuevo esta frente a su espejo, su habitación fría y oscura, su sonrisa macabra llena de maldad. Rápidamente vuelve a recordar, se sumerge en un recuerdo vació pero a la vez agradable, aquella extraña combinación de sentimientos, le hacia doler la cabeza, pero aquella emoción representada en los vacíos mentales eran mas que suficiente para poder ver lo que en realidad pasaba por la mente de su amada.
Aquella noche mientras salían de la universidad, caminaban bajo la perpetua oscuridad, hablando de lo que paso, de sus sentimientos, de sus emociones.
Alexander ya distinguía varias emociones que en ella estaba marcado el mensaje subliminal "Te dejare" pero en ese instante no importaba mucho ello. Para Alexander si había una pequeña luz de esperanza, valía la pena luchar por ello.
Al caminar por casi una hora dieron con un pequeño parque en forma de glorieta, un parque entre la Avenida 39 con calle 28, una calle llamada Brasil. Aquel lugar era mas que mágico, era un lugar que te hacia viajar por el tiempo para poder ver un mundo irreal, las platas colgaban como hilos negros sobre marcos de piedra al estilo griego, las sillas eran como mármol pulido, los pastos cortos y delicados casi tan placentero que daba la tentación de caminar descalzo, los arboles cubriendo con una suave manta de hojas toda la superficie de aquellos marcos, las luces bajas era aquel toque perfecto que daba la ilusion de estar en un lugar mágico.

Pese al frió Sophia  y Alexander quedaron encantados con aquel lugar, decidieron quedarse allí mirando lo increíble que podía llegar a ser la imaginación de las personas. El frió era penetrante, Alexander tomo un suéter azul oscuro y se lo entrego a su amada, así podria cubrirse de aquel frió, sus sentimientos se afloraron, estaban sumergidos bajo la conversación, de nuevo ella juraba amor eterno, mas esto duraría poco...
De nuevo en su cuarto su dolor de cabeza aumentaba debía dormir.
Con aquel sentimiento de destrozo, con dada lagrima recorriendo su rostro, con cada maldito recuerdo haciéndole un eco en su ya retorcida mente Alexander decide dormir no sin antes nombrar su nombre al viento con la esperanza o la falsa creencia que ella lo escucharía, tal cual como sucede en las peliculas de romance  donde el amor es puro, no como en este mundo cruel y despiadado en que nada es lo que parece.
Tarde ya de la noche la mente de Alexander divaga en su interior, no deja de dar vueltas llevando siempre al mismo callejón sin salida, finalmente una luz se refleja ¿la luz del día?... No, es la luz de una pesadilla, pero todos sabemos que no hay peor pesadilla que la misma realidad que muchos vivimos a diario.
Sus sueños eran mas que claro ya eran parte de su vida, era lo que había pasado unos meses despues.

Sophia había llegado a su casa con los ojos perdidos, esperando que sus palabras salieran por inercia  y no por deseo propio, su rostro parecía el de una desconocida, no podía sostener la mirada, era como una criminal, peor no de aquellas que hacen las cosas por placer, no... Era el rostro de una mujer que no quiere hacerlo, pero sabe que no le queda mas opción.
"Debo dejarte" esas dos palabras eran el detonante perfecto para romper el corazón de un hombre bueno en mil pedazos, aquel fragmento que nos puede hacer recordar que tan delgado es la cordura o la razón. Que tan bien o mal reaccionaremos frente a todo lo que pasa, esas dos palabras fueron el segundo paso para Alexander para así condenar su alma...
Esas dos simples palabras salieron de su boca aquella boca celestial y a la vez pútrida, aquella boca con que un día lo beso y al otro lo desprecio.
Tal vez muchos pensarían, "pero si  perdono una vez lo hará muchas veces mas" Tal vez es por que no muchos vivieron lo que paso como otros que si lo han hecho.
A la mañana siguiente y con un trago amargo en su boca y corazón, nuestro amigo sigue con su vida normal, no dejando de recordar lo que paso despues de ese día...

Sophia no quedo conforma con lo que había pasado, sabia que Alexander era alguien especial, pero no hablamos de los sentimientos, hablamos de algo mas...
Ella lo dijo muchas veces, el era muy bueno en la cama, en pocas palabras ella lo único que quería de Alexander era sexo...
Así decidió buscarlo a su trabajo, peo para poder hablar, eso habría sido en ciertos términos mejor para el, pero desafortunadamente no lo fue. Con un gran puñado de mentiras en base a palabras supuestamente de su familia Sophia le decía a Alexander que aun lo amaba y que quería estar con el. Mas ella solo buscaba satisfacer sus deseos carnales en donde fuera y como fuera...
Al cabo de unos meses Sophia tenia otro hombre en su vida, pero Alexander seguís acostándose con ella semana tras semana así paso durante casi un año mas. Dos hombres compartiendo la misma mujer, tal vez haciendo lo mismo una y otra vez, las mimas posiciones sexuales, las mismas formas de tener sexo oral y otras tantas, las mismas palabras o los mismos gemidos...
Cuando las cosas se tornaron diferentes y una nueva persona llego a la vida de esta mujer, lo que hizo fue simplemente el acto mas terrible entre todos, dejar a su supuesto amor y a Alexander para así dejarse caer bajo las manos lujuriosas y mas fuertes de su nuevo hombre.

Este ultimo recuerdo era ese toque de maldad que Alexander necesitaba para recordar aquel sentimiento nocturno que lo invadió por primera vez cuando Lizeth había traicionado su confianza.
Era aquel sentimiento Que Sophia había roto al jurar amor eterno, Aquel sentimiento de amor se convirtió en un sentimiento de odio puro...
Alexander simplemente se dejo caer.

X

Esa mañana mientras salia por la calle hacia su trabajo, su mente empezaba a sufrir una transformación, su poder había crecido como su cuerpo y su mente, las cosas cambiaban solo con pensarlo aun que el no lo notaba, los semáforos cambiaban con solo el desearlo, un sol radiante iluminaba el firmamento, pero en cuanto el deseo un día gris, en pocos minutos las nubes negras ocultaron al gigante astral, incluso el reporte meteorológico reporto ese día radiante y soleado que alexander observaba con desprecio, pero llovió como nunca antes, tanto así que las cloacas rebosaban por la cantidad de agua...
Para cuando alexander se dio cuenta de lo que había hecho, ya tenia planes formándose para hacer de su vida y su don lo mas grande que el mundo pudiera haber visto en siglos.

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